Hoy volvía a casa acompañado de mi hermana mayor. El Viejo estaba apoyado en la valla del jardín del edificio en el que ambos vivimos. Me despedí de mi hermana,que siguió andando hasta el portal,y me acerqué a el. Lo saludé. El Viejo no dijo una palabra y giró la cabeza hacia un lado,despreciándome. Pensé que su operación de garganta había sido un fracaso y que no quería verme, por vergüenza, rabia, o simplemente porque si no podía hablar para dejarme en ridículo, relacionarse conmigo no le servía de nada. El Viejo no tardó en sacarme de mi error.
- Parece mentira que teña mais de cincoenta anos. Como está...-
El Viejo podía hablar,y había girado la cabeza para mirar algo. Miré yo también hacia donde su mirada permanecía clavada. El culo de mi hermana. Sin mover el cuello para no verle la cara,hablé:
- Oye,Viejo,que esa es mi hermana mayor!-
-¿E que fas mirándolle o cú a túa irmá?-

Sigue así,Viejo. Si te has pasado la vida sin hacer amigos,intentar ser simpático en la recta final sería una cobardía.

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