El KIE*



  El pasado sábado me tocó trabajar en el módulo de aislamiento. A media tarde tuve que acompañar a un interno de vuelta a su departamento, tras cumplir varios días de sanción. En el patio del módulo 3, la población interna combatía los 43° a la sombra (nunca mejor dicho) con los pocos medios a su alcance; Principalmente, vaciarse periódicamente botellas de agua en la cabeza o permanecer inmóviles. 
  En cuanto entramos al módulo de destino, el interno, de no más de 25 años y aspirante a Kie del patio, achinó los ojos, se plantó firmemente sobre sus pies, puso los brazos en jarras, y me dijo sin mirarme: 


  -Esta cárcel parece un instituto-.
   Suspire ruidosamente, para que no dejase de oírme, y salí de allí sacudiendo lentamente la cabeza hacia los lados. Que sabrá este gilipollas lo que es un instituto, pensé. Si se nota que no ha pisado uno en su puta vida.
Me recordé a mi mismo, hace 25 años, adoptando la misma actitud tras una discusión con el jefe de estudios del IES 'Las Lagunas' sobre mis reiteradas faltas de asistencia, y espetándole;

   -Este instituto parece una cárcel-.
Lo recuerdo como si fuera ayer, suspirando ruidosamente y marchándose mientras negaba en silencio con la cabeza. Seguro que iba pensando lo mismo que pensé yo el sábado. Que gilipollas me he sentido.

Lo que no acabo de adivinar es qué habría hecho el jefe de estudios para saber lo que era una cárcel.



* En argot carcelario, los KIES son los internos más peligrosos o influyentes del patio.

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