El coloso en mallas

02:30. Estamos haciendo la ronda de noche en la prisión. Desde el patio, el jefe de servicios pasea la luz de su linterna por las ventanas de las celdas, metódicamente y sin dejarse ni una. El haz circular se detiene enmarcando el vano de una de ellas, desde la que ondea una toalla puesta a secar. El Jefe echa sus cuentas, y resuelve:
-Eso es la celda 4, galería 10. Jaime y Jose, subiros a decirle al interno que quite eso de ahí ahora mismo.-
Nos ponemos en marcha. Si os preguntáis por qué hay que hacerlo, pues es porque lo ha ordenado el jefe. Y porque está prohibido tener cosas colgando en la ventana que impidan ver los barrotes. No vaya a ser que alguien los robe y no nos enteremos.
Bueno, pues allá vamos. Cogemos la llave de celdas, y empezamos a subir las escaleras con la conversación obligada:
- ¿Quien está en la 4-10?-
- Creo que Espalda Plateada,¿no?-
- Buenoooo... -
Espalda Plateada es un Nigeriano de 1'85, cuyos 180 kilos de peso se concentran a partes iguales entre hombro, pecho y culo. Vamos, que te lo encuentras en la niebla y te pones a buscar a la tenente Ripley. Pero no es mal tío, que coño, que si a las buenas personas se las reconociese por su aspecto para ser juez bastaría con pasar un reconocimiento en el oculista. Total, que llegamos a la celda, y miramos por la ventanilla de la puerta. En la penumbra, Espalda Plateada, duerme panza arriba apenas tapado por una sábana . Aporreamos la puerta. El interno empieza a moverse lentamente, hasta que levanta la cabeza, súbitamente alarmado.
- ¿Que... Que pasa!?
- Oye, quita esa toalla de la ventana, que eso no puede estar ahí.-
Pasan unos segundos mientras el hombre, medio dormido, procesa lo que le acabamos de ordenar. En la celda iluminada tan sólo por la luz de la luna, se levanta a cámara lenta. La sábana resbala, y veo que va vestido únicamente con una camiseta blanca. Algo hay que comentar aquí, y le digo a Jose:
- Tiene calor este,¿no?-
- Pues si... Porque se había acostado con pantis, y se los ha tenido que quitar-
Miro a Jose; - ¿Que pantis?-
- Esos que lleva a medio quitar, ¿no ves lo que le cuelga de la cintura?-
Parpadeo un par de veces. El interno ha retirado la toalla y se ha vuelto a tumbar.
-Ostia Jose, ¡que poco porno has visto, tío!
Emprendo el camino de vuelta. Jose se queda unos segundos parado, pensando en lo que le he dicho, antes de decir '¿Y eso a que viene ahora?' y empezar a andar detrás de mi.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El día del juicio

Próspero año nuevo

Día libre