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Mostrando entradas de noviembre, 2016

Nocilla

Estaba dándole vueltas a la cabeza, pensando en contaros cosas de mis primeros días en esta empresa. La primera cárcel en la que trabajé era un edificio impresionante, casi centenario. Parecía que el arquitecto responsable de su estructura fuese a la vez el dueño de la cantera local, tal era la cantidad de roca usada en sus muros, y a la vez accionista de la herreria del pueblo, por la cantidad y calidad de los forjados tipo art-decò que formaban pasillos y escaleras interiores. En el interior del edificio principal, y en cada una de las dos alas que lo formaban, se elevaban tres plantas de galerías formadas por dos pasillos laterales cada una con un vano central, que dejaba diáfano el espacio hasta el tejado, más de veinte metros por encima de mi cabeza. El entorno ideal, pensé con aprensión la primera vez que entré, para una lluvia de rollos de papel del culo en llamas, al grito de 'CARNE FRESCAAAA!!. Lo que todos hemos visto en mil películas ,vaya. Pero las cosas no son así, c

El líder de la manada

  No sé si recordaréis a los hermanos Dalton. Eran estos villanos de los cómics de Lucky Luke, una banda formada por cuatro hermanos. Su característica principal era que, cuanto mayor era su tamaño físico, menor era su capacidad mental, de manera que el más pequeño era, por lógica, el cerebro de la banda.   Bueno, pues por extraño que pueda parecer, en los dos casos en que me he encontrado con bandas criminales formadas por varios hermanos, esta es una regla que se cumple. En uno de los casos, a su diminuta presencia física se unía su extrema violencia y el hecho de ser la única mujer de la familia. Supongo que para sobrevivir entre el resto de miembros de esa infausta camada, la pobre había tenido que desarrollar el instinto asesino. Literalmente. En el otro caso, el tipo es que era malo, malo como el veneno, y el medir metro cincuenta no había hecho sino concentrar la maldad y atraer toda la energía negativa de su alrededor. Era como una enana blanca del mal rollo. Pero enano. Y no

Natillas

  En la cocina de la prisión, cuatro o cinco internos se ocupan intensamente en la preparación de la comida del día. Mientras, otros cuatro o cinco se escaquean en uno de los comedores para fumar un pitillo. Dentro de unos diez minutos se cambiarán unos con otros, de manera que siempre haya unos internos trabajando para que yo los vea desde la ventana de mi oficina. Yo lo sé, ellos saben que yo lo sé, y mientras la comida esté lista para ser servida a la una y media todos estamos contentos.   Así que aprovecho este tranquilo discurrir de las cosas para ver en la tele de mi despachito un programa de investigación de crímenes, porque supongo que ya que uno está metido en el mundillo mejor meterse hasta el fondo, y cruzo los dedos para que la mañana siga así y nadie llame por teléfono para molestar. Por supuesto, antes de diez minutos suena el aparato.   - Hola ¿Es la cocina?- Reconozco la voz de Puerto, la doctora de servicio ese día.   - Si, dime.-   - Mira, ¿Vosotros lleváis cont

El coloso en mallas

02:30. Estamos haciendo la ronda de noche en la prisión. Desde el patio, el jefe de servicios pasea la luz de su linterna por las ventanas de las celdas, metódicamente y sin dejarse ni una. El haz circular se detiene enmarcando el vano de una de ellas, desde la que ondea una toalla puesta a secar. El Jefe echa sus cuentas, y resuelve: -Eso es la celda 4, galería 10. Jaime y Jose, subiros a decirle al interno que quite eso de ahí ahora mismo.- Nos ponemos en marcha. Si os preguntáis por qué hay que hacerlo, pues es porque lo ha ordenado el jefe. Y porque está prohibido tener cosas colgando en la ventana que impidan ver los barrotes. No vaya a ser que alguien los robe y no nos enteremos. Bueno, pues allá vamos. Cogemos la llave de celdas, y empezamos a subir las escaleras con la conversación obligada: - ¿Quien está en la 4-10?- - Creo que Espalda Plateada,¿no?- - Buenoooo... - Espalda Plateada es un Nigeriano de 1'85, cuyos 180 kilos de peso se concentran a partes iguales entr

Hasta la cocina

  Durante muchos años estuve de encargado de la cocina de una prisión. A muchos compañeros es un destino que no les gusta; Su queja principal es que te pasas el día en una oficinilla tu solo, o con la compañía de un cocinero contratado como personal laboral. No te mueves, no te relacionas con los otros funcionarios... Supongo que hace unos años, cuando tenía un culo bastante más inquieto que el que tengo ahora, se me habría hecho insoportable. Pero a día de hoy la perspectiva de estar catorce horas sentado y viendo la tele me resulta mucho más seductora.   Además de eso hay otros dos asuntos desagradables. El primero es que, se cocine lo que se cocine, tu ropa va a oler a caldo concentrado de carne, de ese que viene en cubitos. ¿Por que? Misterio. Tu entras a currar una tarde en la que solamente están preparando de cena ensalada y embutido, y acabas con un olor en el uniforme a sopicaldo que parece que en vez  de detergente le hubieses echado a la lavadora un sobre de sopa minestrone.

Crear tu realidad

  Si hay un lugar de un Centro Penitenciario donde tienes garantizado el ver personas fuera de lo común, ese lugar es la Jefatura de Servicios.    Que noooo. Que sé que hay Jefes por aquí leyendo esto. Ese lugar, digo, es el módulo de enfermería.   En algunas cárceles modulares existen módulos específicos en los que se aloja a internos aquejados de enfermedades mentales graves. Porque en España no hay manicomios, sabéis. Aquí un delincuente intenta el truco ese de las películas yanquis  de 'me hago el loco para que me manden a un asilo y en unos meses estoy fuera', y acaba en un módulo psiquiátrico penitenciario. Y con un embudo en la cabeza y haciendo música experimental con la botella de anís del mono para integrarse y no dar la nota. Vaya que si.   Pero bueno, esto es en las cárceles grandes, y no en todas, y sólo para pacientes psiquiátricos. Y sólo internos aquejados de dolencias muy, muy severas. En el resto de talegos de segunda fila de nuestro país hacemos lo que pod

Sensación de vivir II

Yo prestaba mucha atención a lo que decía Antúnez. No hablaba mucho, lo dije ayer, y no es que sus palabras fuesen perlas para enriquecer el intelecto. Pero su forma de hablar era muy particular. No se si os acordáis de Manuel Alexandre, un actor ya fallecido que hablaba un con ritmo vacilante, muy característico. Desde niño ha sido uno de mis actores españoles favoritos. Bueno, pues debido a sus temblores incontrolables, Antúnez hablaba igual. Desde hacía varios días, Antúnez estaba más vivaracho, lo que en su caso quería decir que se animaba a ir a mear el sólo, y no se debía a la presencia de personal médico nuevo. De hecho, perdió un par de oportunidades de  perpetrar su broma del Actimel, y en su mirada se notaba que algo había hecho nacer en él una ilusión. Y un día, en que él estaba sentado en las escaleras de subida al módulo acompañado de otro interno, puse la oreja y me enteré de lo que pasaba. - Yy ahoOoraA... Que me van a dar la libertaAaad... Me voy a ir a la capitaAal

Sensación de vivir

   Antúnez no lo habia tenido fácil en la vida. Había tenido que salir adelante solo, y cada kilómetro recorrido le habia costado el doble que a cualquiera de nosotros. Quizá por eso mismo, a sus cuarenta años su cuerpo no tenía nada que envidiar al de un octogenario. Si pudieses poner a Antúnez y a su padre uno al lado del otro, seguro que éste parecería mas joven. Pero Antúnez no había tenido nunca a su padre al lado. Ni a su madre tampoco.    Criado en la calle, antes de los catorce ya manejaba la aguja de la jeringuilla con una soltura que sería la envidia de muchas lagarteranas. Aunque no sin fallos,claro. La perfección solo está al alcance de Dios, y los muchos nervios de las piernas que Antúnez se había pinchado en sus años de abusos le obligaban ahora a desplazarse apoyado en unas muletas cuando estaba solo, o en otros internos si estos tenían a bien permitírselo. Normalmente le dejaban, porque en el fondo Antúnez nunca hacía mal a nadie. Y porque no debía pesar más de treinta

Toma de contacto

   Hasta el funcionario más veterano recuerda como si fuera ayer la primera vez que entró en el patio de una prisión. Cada uno lo vive a su manera, supongo, pero en general se sienten un montón de emociones a la vez.  Hay curiosidad, porque vas a conocer el que va a ser tu lugar de trabajo durante el resto de tu vida. Hay miedo a lo desconocido, ansia por descubrir si lo que vas a encontrar tiene algo que ver con lo que te han contado o has visto por la tele. Un poco de nerviosismo, quizá, al no saber si estarás a la altura (me da hasta risa escribirlo así, estar a la altura, pero no se me ocurre otra manera de expresarlo), al pensar que quizá no soportarás el ambiente o no te verás capaz de enfrentarte a los internos, y suspenderás las prácticas. Aunque en el fondo, las prácticas no son tan duras. Tus compañeros y evaluadores tienen en cuenta el factor miedo, y para suspenderlas vas a tener que currártelo, amigo, y hace algo guapo. Como cagarte en el despacho del director. Pero eso, c

Alternativas laborales

   Estar en el puesto de control de una prisión tiene sus pros y sus contras. Los contras son que, en días laborables y por las mañana, tienes bastante curro.  Estás a cargo del rastrillo de entrada a la prisión, y las cosa es que por paradójico que resulte, no para de entrar y salir gente. También estas a cargo de las alarmas, y aunque desde fuera podría parecer que el recinto de una prisión es un espacio desolado por el que ruedan libremente arbustos secos, un lunes por la mañana tiene más tránsito de vehículos que algunas calles de la ciudad. Todo este tránsito hace saltar las alarmas de movimiento, a no ser que estés alerta para desconectarlas en el momento preciso y volver a activarlas un vez que el vehículo ya ha pasado. En fin, que estás ocupado.    Los pros son... Pues eso, que estás ocupado, con lo que las horas se te pasan mas rápido, y que en tu dependencia estás tu solo. Y cuando la alternativa a la soledad es estar rodeado de delincuentes y/o gente que se pasa la vid

Día de cobro

La noche ha sido larga, y me la he pasado sin pegar ojo. Al levantarme, la visita matutina al baño me ha confirmado lo que la hormigonera que he tenido en el estómago desde ayer me había hecho sospechar: Diarrea. (Bueno, estoy algo suelto. Perdona cariño).  Si ya es algo que me joderia cualquier día, hoy es mucho peor. Porque hoy tengo que atender la ventanilla del patio del módulo 3. Y porque hoy  es miércoles, día de cobro.  Os explico un poco como va: Los miércoles se les cargan a los internos unas tarjetas con el dinero que sus familiares les ingresan, o con el que ganan trabajando. El problema viene cuando los familiares les ingresan el dinero fuera de plazo (a veces pasa), cuando les dicen que les han ingresado dinero y no lo han hecho (con cierta frecuencia) o cuando, a sabiendas de que nadie le iba a ingresar ni un euro, el interno ha estado pidiendo fiado a sus compañeros con la promesa de que el miércoles devolvería lo prestado con intereses (unos intereses que hacen parece

Paranoia

  Cada mañana, a las ocho en punto, se abren las celdas. Si has tenido suerte estarás destinado en una cárcel moderna, y será cosa de apretar un botón y ver como las puertas se deslizan automáticamente por sus rieles. Pero si no la has tenido tendrás que entrar a la galería e ir abriéndolas una por una, exponiéndote a varias cosas. Que un interno salga de repente y te pegue en la cabeza con el palo de la escoba es una posibilidad, pero que vas a disfrutar del amplio abanico de aromas que pueden emanar de un cuerpo humano tras varias horas de confinamiento, eso es una certeza.   Tras abrir todas las puertas de la galería 3, Francisco, el funcionario, se situó tras la cancela de entrada a la misma y dos o tres metros a la derecha, tanto para dejar la salida libre como para no estar plenamente a la vista, y procedió a ir contando los internos conforme iban saliendo. Hay que contarlos para asegurarse de que ninguno se queda en la celda, por varios motivos. El principal es que la bajada a

El KIE*

  El pasado sábado me tocó trabajar en el módulo de aislamiento. A media tarde tuve que acompañar a un interno de vuelta a su departamento, tras cumplir varios días de sanción. En el patio del módulo 3, la población interna combatía los 43° a la sombra (nunca mejor dicho) con los pocos medios a su alcance; Principalmente, vaciarse periódicamente botellas de agua en la cabeza o permanecer inmóviles.    En cuanto entramos al módulo de destino, el interno, de no más de 25 años y aspirante a Kie del patio, achinó los ojos, se plantó firmemente sobre sus pies, puso los brazos en jarras, y me dijo sin mirarme:    -Esta cárcel parece un instituto-.    Suspire ruidosamente, para que no dejase de oírme, y salí de allí sacudiendo lentamente la cabeza hacia los lados. Que sabrá este gilipollas lo que es un instituto, pensé. Si se nota que no ha pisado uno en su puta vida. Me recordé a mi mismo, hace 25 años, adoptando la misma actitud tras una discusión con el jefe de estudios del IES 'L

El plátano

Un interno empuja fatigosamente el carro metálico que porta el desayuno para el módulo norte. El funcionario camina a su lado. Una pieza de fruta muy madura se estrella en el suelo, justo entre ambos, salpicándolos. De la única ventana abierta en la galería situada sobre ellos, sale un sonoro '¡FASCISTA!'. El interno encargado de empujar el carro mira lentamente a ambos lados y hacia abajo, y con  voz muy baja, como no queriendo agravar aún más la situación, informa al funcionario. -Nos han tirado un plátano... -  El funcionario mira hacia la ventana abierta. Conoce al ocupante de la celda a la que pertenece, un caboverdiano bastante conflictivo. Se gira hacia el interno que le acompaña, y le contesta: - Ya ves, el mundo al revés. Un negro nos ha tirado un plátano. Estoy por irme corriendo hasta Melilla y saltar la valla hacia África, sólo por seguir la corriente.- El interno pone cara de no entender, y ambos siguen su camino, que el desayuno en el carro se está

El desayuno

El domingo se adivinaba tranquilo, pero se ve que no valgo para vidente. La cosa empezó con fuerza ya en el desayuno.      - Señor funcionario, mis compañeros no me quieren dar café del desayuno-      - Es que usted no puede tomar café por orden médica-       - Pero si yo ahora ya no tomo medicación ...-      - Es que no tiene que ver con que tome medicación o no, no puede tomar café porque los médicos entienden que le sienta mal. Tiene que tomar leche sola.-       - Pues leche sola tampoco me han dao, no me han dao ná.-      - Jooooder, y no son ni las 8 y media de la mañana. Venga, vamos a ver que ha pasado. El interno y yo nos vamos al comedor del módulo. Le pregunto a los internos encargados del reparto del desayuno;      - A ver, ¿por qué no le han dado leche a este hombre?-      -Porque no toma leche, por prescripción médica tiene que tomar una infusión.-       - ¿Y se la han dado ustedes?-      - Claro.-      - ¿Y no me decías que no te han dado nada?- El interno se med

Mira quien folla

Viendo el éxito que están teniendo todos estos shows televisivos en los que se coge a un grupo de famosos y se les instruye en las tareas más peregrinas (me refiero a programas como 'Mira quien baila', 'A bailar', 'Tu cara me suena', o el rocambolesco 'Famosos al agua'), me ha dado, no se por qué, por poner mi granito de arena en forma de idea para un nuevo espectáculo. Ojo productoras, que esto es gratis.   Es tan sencillo que no sé como no se le ha ocurrido antes a nadie. Consistiría en lo mismo que los anteriores, en escoger un jurado competente, seleccionar a un grupo de famosos, y evaluar sus progresos tras  emparejarlos con profesionales de la disciplina en cuestión. En este caso, follar.  El caso es que , cuanto más lo asemejas a los programas primigenios, más sentido tiene. En un primer momento se me ocurrió que de jurado podrían estar Torbe, Nacho Vidal y Lucía Lapiedra. Pero si lo piensas dos veces, Mónica Naranjo tiene pinta de ser veteran

Perras

- Hago yo lo que han hecho esos cabrones y no veas... Me meten una semana como mínimo en aislamiento, más luego la ruína que me quiera meter el juez. Y lo mismo es un año, y me lo como... Que se yo.- - Hasta que lo cumplas entero. -  - Pues si, hasta que lo cumpla entero.- Los internos se arracimaban en torno a la ventanilla del economato, esperando a que abriese. O sea, que aún no eran ni las nue ve de la mañana. El frío hacía que se confundiesen el humo de los pitillos con el vaho de las respiraciones, pero la cosa echaba humo por si sola. - ¿Y sabes por qué es? Porque son las chivatas del director. Que si no, de qué. Le parten la cara al pobre Rosendo, lo mandan a enfermería con la cabeza abierta y al día siguiente están aquí, de vuelta en el patio. Porque han cantao algo. A saber que. Son unas perras.- - El director y sus colegas viven de puta madre, con sus seis mil al mes y en su chalet, tocándose los huevos. Y ahora a nosotros nos toca hacer lo que hay que hacer. Y comernos e

Mi parte

Un interno me pilla hojeando una revista de coches.  - ¿Le gustan a usted los coches, don Jaime?  - Puesss si, un poco, si.  - En cuanto salga de aquí me voy a comprar uno. Uno guapo, ya lo tengo mirao.  - No me diga más, un BMW, ¿no?- Si la Policía parase por sistema a todos los BMW que hay circulando por la calle, localizaria al volante al 50% de todos los delincuentes de España. Si acotamos el  marco de estudio a los delincuentes originarios de Europa del este, al 90%. - No, uno mejor. Un Audi RS6. ¿Lo conoce usted? La verdad es que yo de coches modernos voy muy justito, pero lleva una R, así que tiene que ser bueno. - Si, uno de tracción total. Debe correr mucho, supongo. Y no será barato... - Se pone a más de 300. Y me lo venden por 70.000€. Nuevo vale más de 100.000. Miro al interno. El interno me mira. Pasa un instante sin que pase nada. Él sabe que lo tengo que preguntar, y se nota que quiere contestarme. - Lorenzo... ¿de donde vas a sacar tu 70.000€? Lorenzo me mira y sonr
El viejo.Asuntos de familia. Hoy volvía a casa acompañado de mi hermana mayor. El Viejo estaba apoyado en la valla del jardín del edificio en el que ambos vivimos. Me despedí de mi hermana,que siguió andando hasta el portal,y me acerqué a el. Lo saludé. El Viejo no dijo una palabra y giró la cabeza hacia un lado,despreciándome. Pensé que su operación de garganta había sido un fra caso y que no quería verme, por vergüenza, rabia, o simplemente porque si no podía hablar para dejarme en ridículo, relacionarse conmigo no le servía de nada. El Viejo no tardó en sacarme de mi error. - Parece mentira que teña mais de cincoenta anos. Como está...- El Viejo podía hablar,y había girado la cabeza para mirar algo. Miré yo también hacia donde su mirada permanecía clavada. El  culo de mi hermana. Sin mover el cuello para no verle la cara,hablé: - Oye,Viejo,que esa es mi hermana mayor!- -¿E que fas mirándolle o cú a túa irmá?- Sigue así,Viejo. Si te has pasado la vida sin hacer amigos,i
El viejo me hace sentirme mal de muchas maneras distintas Ayer volvía de correr cuando lo ví en el soportal de casa de mi madre. Me acerqué confiado, El Viejo estaba recibiendo quimioterapia para su tumor de garganta, y llevaba semanas sin hablar. Lo que no le impedía sonreír en silencio cada vez que me veía pasar trotando en mallas, o dedicarme un sonoro corte de mangas si sabía que alguien más lo iba a ve r. Me hizo una seña para que me acercara. Pensé que no había peligro. A una indicación suya ,acerqué mi oído. El Viejo me susurró: -E a ti... ¿Aínda se che pon duro o aparato?- Hablaba,sin duda de mi Aparato,con mayúsculas. No creo que fuera mi Mp3. -Pues... si - Contesté con cautela -Pois mala sorte. A min desde que non se me endereita, aproveito para metela doblada e así escupe para afora!!!- El Viejo hizo como que se reía en silencio ,con la boca abierta y subiendo y bajando rítmicamente la cabeza. Parecía un Teleñeco. Pero no se reía de verdad, y yo sabía por qué
El Viejo, punto de partido. Al volver de correr, El Viejo estaba frente al portal de mi casa,tomando el sol. Frente a él, un amigo de su misma quinta le daba la razón con la cabeza. El Viejo me miró.Yo era su presa,los dos lo sabíamos. - ¿Que vés, de correr? - Si... - ¡Que tontería! - Bueno... - No me dejó intentar explicarme por mi error. -Eu non fun correr na miña vida, ¡e ogallá cheges á miña idade coa saúde que teño eu! Debía ser cierto, su amigo que confirmaba cada una de sus palabras afirmando con la mollera. No supe qué decir. Subiendo las escaleras, me sentí enternecido. En el fondo, a su ruda manera, El Viejo me había daseado buena salud. Era un avance. Entré en casa.Mi madre nos había visto por la ventana. -¿Que te dijo el señor Malaquías? - Me preguntó. -Nada... chorradas suyas. -Pobriño... ayer al me dijo su mujer que el tumor que le extirparon de la garganta se le había reproducido. No le debe quedar demasiado... Miré al viejo y a su amigo desde mi ventana
El Viejo, strike 3 El jueves a mediodía,justo a la hora de salida del colegio de secundaria, oí un amago de silbido desde lo alto del bloque donde vivo.Encaramado a su ventana, el Viejo soplaba por su boca desdentada, intentando sin éxito imitar el típico silbidito admirativo mientras me miraba fijamente. - ¿Que pasa,abuelo?¿Quieres mi foto?-, le grité altanero,pens ando haberle pillado en un renuncio.El repentino brillo en sus ojos de serpiente me anunció su victoria: -Non te asubiaba a ti,marica.Asubiáballe ás mozas- Detras de mí,en la acera,una marea de adolescentes se tapaban tímidamente la cara con sus carpetas de Justin Bieber ,mientras se esforzaban,inútilmente, en disimular su risa. El Viejo, en cambio, no la disimuló en absoluto. Si las carcajadas tuvieran olor, las que me dedicó mientras se metía de nuevo en casa olerían a azufre.

Presentación

Hola a todos. Empecé a escribir estos relatos hace unos años, en Facebook. No sé por qué, quizá por compartir con mis amigos algo personal, algo más original que enlaces compartidos una y mil veces. Quizá también un poco como válvula de escape, o para provocar una sonrisa, o por afán de reconocimiento, de una palmadita en la espalda... Yo que sé.    El caso es que algunos parecieron gustar bastante, y much@ de vosotr@s me habéis animado en repetidas ocasiones a publicarlos, o hacer algo con ellos. En esta última semana, sin embargo, dos hechos me han animado a dar este paso: Uno fue que, por un fallo mío en la configuración de privacidad de Facebook, uno de los relatos se difundió más allá de mi círculo de amistades... Y la gente respondió positivamente. Quien lo iba a decir.  El otro, que un amigo al que admiro, y que sabe de esto, me dijo que con un blog se podía ganar dinero... Así que aquí estamos. De momento voy a resituar aquí los relatos ya escritos, y con el tiempo iré añ